+ DOLOROSOS -CAPÍTULO 1

Aun hoy, no es fácil entender cómo el contrabando engendró a ese monstruo que despertó el dinero del tráfico de las drogas, o por qué los llamados mafiosos se insertaron de forma inadvertida en todos los estamentos de la sociedad, cómo se colaron en la política, y cómo departieron con empresarios de tradición y familias de alcurnia. Los narcotraficantes adquirían piezas en las galerías de arte, se paseaban con carros lujosos, ostentaban nuevas casas con adornos imperiales, codiciaban mujeres que copiaban una estética foránea, eran hombres con capacidad de gastar sin límite. No nos dábamos cuenta que se estaban robando la inocencia de nuestros jóvenes, a ellos se les prometía dinero fácil, les cambiaron el esfuerzo del estudio por unas horas de juego a las armas y en un abrir y cerrar de ojos, los jóvenes saltaron al mundo del sicariato, con una vida corta y sin futuro; la falta de oportunidades y la desigualdad social fueron el caldo de cultivo perfecto para escuchar los cantos de sirena. Los nuevos ricos se exhibían sin ningun recato y la sociedad, considerada mojigata, abrazó a ese monstruo que se multiplicó con tantas garras, que todavía es imposible destronarlo sin que siga corriendo sangre.